Literatura y Arte de la India: Poesía Kannada

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¡Que lo disfruten!

lunes, 17 de diciembre de 2012

Poesía Kannada

Publicado por: Erylid Coto

Una selección de poesías de la serie antológica: Nombres de lo Innombrable, selección y traducción del kannada, por Rowena Hill.

“La poesía nos mejora, nos humaniza y por eso mismo, nos hermana, haciéndonos reconocer los unos a los otros en el milagro que es toda la vida”. (Rowena Hill).


La literatura hindú está formada por aquellos textos que son descendientes directos del sánscrito y del pácrito. La tradición literaria hindú se inició en forma oral y en verso. Las primeras obras fueron ideadas para ser recitadas o cantadas en el marco ritual de los Vedas. El hindi es la lengua nacional de la India, un país donde también se hablan otros veintidós idiomas, entre ellos, la lengua kannada o kanarese, siendo una de las grandes lenguas literarias de la familia dravídica. Una de las formas poéticas más importantes del kannada han sido los Vachanas. 


Los Vachanas


Los vachanas, nombre del género de poemas religiosos aquí presentados, significa literalmente “dicho”; son voces con las cuales los hombres y mujeres, intensamente empeñados en la realización del espíritu desde el punto de vista del conocimientos (jñana), hablaron de sus esfuerzos y sus visiones a la gente que los rodeaba (devoción personal), y en varias épocas y regiones de la India, se consideró como la base de movimientos de oposición al hinduismo ritualista y la estructura social rígida y dominada por sacerdotes brahmanes que este hinduismo apoya. Y como poemas subjetivos, ignoran los parámetros de la literatura clásica.


Clasificación Los Vachanas

Los vachanas son clasificados tradicionalmente según la fase de realización de que tratan. Las siete etapas subjetivas son:


1.- Bhakta, la fase del culto y de la acción basada en la acción;

2.- Maheshwara, la fase de la prueba y tentaciones;
3.- Prasadi, el reconocimiento de la presencia del Señor en todos los aspectos del mundo,   
      incluyendo los sentidos del devoto;
4.- Paranalingi, la limpieza del ser interior;
5.- Sharana, una fase de semilocura, en la cual el devoto sabe que no está contenido en su 
      ser mortal y ve en sí mismo la luz del señor;
6.- Aikya, la disolución de sí en Dios.


Escritores Vachanas


Entre los temas preferidos por la literatura durante el período medieval está el de la vida de los santos, en algunos escritos se recogen la vida de Basavanna. Además, utilizan el idioma vernáculo, el idioma del pueblo en el cuál se revelan los términos sánscritos de la tradición filosófica.


El uso que hace cada escritor, o poeta, del nombre de su dios personal a manera de firma, como parte del poema, se distinguen de la siguiente manera, a través de los escritores más grandes, que son:



Basavanna: El cual mira el comportamiento del mundo, en su preocupación por la salvación propia y de los demás. Utiliza imágenes y lenguajes familiares, y lleva una relación muy “humana” con su dios, Kudala Sagama Deva (“Señor de la confluencia de los ríos”)



Akka Mahadevi: Su devoción a Dios se viste de imágenes sexuales; escribe magníficos poemas de amor – a veces gozoso, a veces angustiado- para su señor Channamallikarjuna ("Señor bello como jazmín").



Allama Phabhu: Se muestra más seguro del camino de la luz, se dirige siempre a Goheshawara (“Señor de las Cuevas”, que también son las “cuevas” del corazón), pero se dedica principalmente en sus poemas a encontrar metáforas para decir lo indecible, la unidad detrás de la dualidad, la realidad detrás de la ilusión del mundo.



Antología Poética / Breve Interpretación:


Akka Mahadevi:
(3)



La ilusión atormenta

Como sombra al cuerpo;

La ilusión atormenta

Como mente a la fuerza vital;

La ilusión atormenta

Como memoria a la mente;

La ilusión atormenta

Como saber a la memoria.

La ilusión atormenta

Como azote alzado



Sobre las multitudes del mundo.
Señor Bello como Jazmín, nadie puede vencer la ilusión que tú tendiste.


Como recurso literario, se puede notar el símil que emplea Mahadevi de la Ilusión que atormenta como... sombra al cuerpo, es decir, es inseparable; mente a la fuerza vital, establece control; memoria a la mente, de gran habilidad; saber a la memoria, la conciencia de las cosas; azote alzado, bravío, fuerza, ímpetu. Es una ilusión que atormenta y que aparte de eso: No se aleja, persiste, establece contrastes y distinciones, y se impone.  Siempre está presente, y su cualidad de “atormentar” es porque se hace inevitable e invencible. Cualquier camino que se tome, en cualquier lugar que se esté, se quiera o no, nadie puede evadir a Dios ni sus designios, porque no se puede ignorar al dios Bello como Jazmín, que es Shiva.

(6)


Para las actividades del mundo

El sol es la semilla;

Para las actividades de los sentidos

La mente es la semilla.

En mí hay sólo una mente.

Ella es una contigo.

¿Habrá para mí más vidas,

Señor Bello como Jazmín?



En este poema (6), surgen imágenes propias de la cultura hindú, como es el sol y la semilla; El sol (luz y calor) representa para los hindúes, la fuerza, motivadora de sus acciones, ya que tienen la costumbre de mirar al sol antes de empezar cualquier tarea cotidiana. Además, El sol está relacionado con el Dios Surya, y otras divinidades de índole solar a los cuales ellos les hacen rituales y peticiones. También, la imagen de la semilla (germinadora, núcleo) es simbólicamente, la que contiene el potencial, la energía, la esencia total de la cual surge un resultado: De esta manera, el sol germina las actividades del mundo, y la mente germina los sentidos porque siendo también una semilla, receptora de esa luz solar, convertida en la luz del conocimiento, procede a orientar racionalmente todo lo que van captando los sentidos. Por eso la relación mente/sol y que ambas deriven de la semilla, como producto de la esencia divina, que en este caso es el Señor Bello como Jazmín.
Sin duda, es una filosofía tan profunda, y con tan pocas palabras, que deja más para pensar que para interpretar, y en los últimos versos de este poema, surge la idea de otras vidas… (Reencarnación) pensamiento muy hinduista.

(7)


Si logras quitarle los colmillos a la culebra

Y ponerla a jugar,
la culebra es buena compañía,
sí señor.



Si logras que el cuerpo no mude

mientras te quedas en él,
el cuerpo es buena compañía,
Sí señor.



El cuerpo en sus mudas

es madre que se vuelve demonio.

Señor Bello como Jazmín,

no digas que los que amas
viven para su cuerpo.


Entre las imágenes presentes de este poema, está: La culebra.


He de destacar que la culebra simboliza para los hindúes (entre otras cosas) la Regeneración psíquica y la Inmortalidad, sin embargo, en este texto podemos denotar a la culebra como ese cuerpo dual, que posee su parte negativa (los colmillos, el veneno), y su parte positiva, el cuerpo que sin necesidad de muda, es adaptable a lo fundamental para que el animal pueda subsistirse en armonía con la naturaleza. De este modo, si se enfoca en regenerar más el cuerpo que el alma… el cuerpo se vuelve un demonio que exige incondicionalmente más allá de su naturaleza, y por lo tanto, alguien que se dedique a transformar su cuerpo y no su alma, no puede ser amado por el Señor.


(23)


Madre, me he enamorado

Es bello, sin forma,

Indestructible e inmortal,

Sin laguna, sin brecha, sin señas.

¡Óyeme, madre!

Yo me he enamorado

De uno sin nacimiento, sin miedo,

Sin temor,

Sin casta, sin confín, sin paralelo.

Y así el Señor Bello como Jazmín

Es mi esposo.

¡Toma esos maridos

Mortales y perecederos

Y arrójalos al horno!



Vale destacar que esta poeta expresa también humor y pasión en sus líneas, y siempre dedicados a su Señor Bello como Jazmín. Su devoción es tan profunda, su amor no deja de manifestarse ante este Dios que es único sin igual, perfecto, imperecedero y que siempre podrá amar, quererlo, dedicarse a él en cuerpo, alma y letras.


(25)


La mantequilla sólida y la líquida

¿son diferentes, señor?



La lámpara y la luz

¿Son diferentes, señor?



El alma y el cuerpo

¿son diferentes, señor?



El maestro ha hecho

De mi cuerpo un mantra.

Tener y no tener cuerpo

Son lo mismo, señor.

Una que se ha unido con el Señor Bello como Jazmín

Y ha perdido la mente

¿por qué la hacen hablar?



Los mantras son palabras sagradas que ayudan a la meditación…


Cuando un ser se une al Señor, éste no logra distinguir una cosa de la otra, pues considera que todo proviene y forma parte de un solo Dios que lo unifica todo, unifica objeto con sustancia, unifica creado con creador, todo es lo mismo… todo se concentra como mantra, y es así como el Señor realiza sobre cada devoto, su poder que traspasa las palabras. Es más inexplicable racionalmente, una metáfora ante los ojos.

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Allama Phabhu: 
(30) 

En la cuna ignorancia 
duerme el niño conocimiento. 
Las sagradas escrituras son las cuerdas 
que amarran esa cuna. 
La madre ilusión la mece 
cantando arrullos. 
Si no se raja la cuna 
Y se rompe la cuerda 
Y se callan los arrullos 

No se verá 
El Señor de las Cuevas 

Un lenguaje metafórico, un juego de imágenes que se conectan con el sentido del poema que podría estar dirigido a todo aquello que no debe quedarse tierno, o mejor dicho, todo aquel lo que debe crecer, y para ello, debe soltar muchas costumbres que lo limitan para conectarse realmente con ese Ser Supremo: El Señor de las Cuevas. 

(35) 

El cadáver llamado “samsara” ha caído. 
¡Mira! Pelean los perros 
Venidos a comerlo. 

El cadáver se levanta, ve la pelea 
Y se ríe. 

¡Ve! Allí no está el Señor de las Cuevas. 

El samsara es la rueda de las reencarnaciones (ciclo de los nacimientos y muertes) 

La reencarnación deriva de las acciones realizadas anteriormente. Un alma puede reencarnase en una planta, un animal o persona dependiendo de sus acciones pasadas. En este poema, se detallan unos perros peleando por comerse ese samsara, es decir, por reencarnar de nuevo, pero hasta el samsara se levanta y se burla de esos miserables animales, porque son seres que están lejos del Señor de las Cuevas. 

(42) 

¡Mira! Como lámpara de cristal 
No tiene ni dentro ni fuera. 
Me asombra su naturaleza extraña. 
Mirándolo, es visible; 
Tocándolo, la mano no lo coge. 
Acercándose, está allá; 
Alcanzándolo, se aleja. 
La forma se ha tragado lo informe. 
¡Mira! Lo ilimitado es absorbido por sí mismo. 
La sola vista de ti es ambrosía. 
¿Cómo sería fundirse contigo, 
Señor de las Cuevas? 

La ambrosía, una sustancia que  revitaliza y embriaga a los dioses; el néctar, llamado Soma. 

Lámpara de cristal, es una imagen luminosa, la cual va de acorde al dios Shiva, ya que irradia mucha luz, y así se hace visible por quienes desea ser visto: una forma que se muestra pero que a su vez, no lo puedes ver bien por tanta luminosidad, sin embargo, ya en el intento de verlo, le causa placer, lo revitaliza, es un gozo en el que desea fundirse (en Dios), y esto ocurre cuando el ser ha alcanzado la iluminación: Es cuando el devoto está contento consigo mismo y encuentra en sí mismo su placer y también el que está iluminado interiormente, además, participa de la naturaleza divina (sus cualidades) y alcanza la extinción en el ser supremo. 

(53) 

Se hace la casa de piedra, 
Se hace el dios de piedra, 
Se deja caer piedra sobre piedra 
Y ¿dónde queda Dios? 

Al que con ceremonias 
Instala tu linga de piedra 
Le toca el peor infierno, 
Señor de las Cuevas. 

El poeta hace referencia al linga, que es una representación de Shiva, y su imagen es en forma de falo que estuvo asociado con ritos de fertilidad, y luego fue concebido como emblema de varios aspectos de la energía masculina, sin connotaciones netamente sexuales). Conocido también como movimiento lingayat, se caracterizó por su ímpetu antibrahmánico y de reforma social. Rechazó el culto a las imágenes, y la misma validez de los textos védicos, entre otras cosas. 

Por otro lado, tenemos la repetición de la palabra “piedra” que hace eco como insistencia, consciencia (podría decirse)… La piedra, es dura, fuerte, resistente, cerrada como un corazón que se opone al verdadero sentido de la devoción, se vuelve hermético ante Dios, que sólo se fija en las ceremonias, y los elementos de esta, y  olvida realmente el sentido de la adoración. 

Este poema nos permite ver que lo importante para este Dios, no son las imágenes ni los cultos, sino la entrega en tu interior, hacia Él. 


(VIII) 

Los poetas del pasado 
son los niños de mi criada; 

Los poetas del futuro 
Son los hijos de mi compasión; 

Los poetas del cielo 
Son las criaturas de mi cuna. 

Vishnú y Brahma son mis familiares; 
Tú eres el suegro. 
Yo el yerno, 
Señor de las Cuevas.


El poeta, juega con la esencia del ser poeta, y cómo éste tiene un origen,una tradición, una continuidad... y es todo un compromiso formar parte de esta casta que une tiempos, pasiones, creencias...
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Basavanna: 
(68) 

Rito sin amor, 
Trabajo sin cariño- 

Ese culto, ese trabajo 
Son como figures pintadas, hermanos, 
Como caña de azúcar pintada ¿lo ven? 
Abrazándolas no hay placer, 
Comiéndola no hay gusto. 

Así, Señor de la Confluencia, 
es la verdad sin devoción. 

(76) 

Si una puta que tiene hijo 
Recibe un cliente por dinero 
No está  con el niño 
Ni con el cliente. 
Una vez apacigua el niño, 
Una vez se acuesta con el hombre. 

El deseo de dinero 
No deja escapar, 
Señor de la Confluencia. 

En los poemas (68) y (76), surge un tema en común, que es el de devoción por las cosas que  esclavizan y no dejan nada bueno.
Basavanna, es más directo y utiliza un lenguaje más cercano al habla en general, para expresar lo que desea... y en estos poemas, deja ver la necesidad de huir ante las cosas que sólo son quimeras para el alma, para el corazón, cuando no hay esa devoción, esa pasión, ese amor en las cosas que se realizan... entonces esas acciones terminan alejando a la persona de lo que es realmente necesario... y de sus verdaderos anhelos.

(80) 

La cabra que trajeron como sacrificio 
A la fiesta 
se comió los capullos traídos para 
las coronas. 

Sin saber que le iban a matar 
Quería llenarse el cuerpo. 
El día del nacimiento 
es el mismo de la muerte. 

¿Sobrevivieron los que la mataron, 
Señor de la Confluencia? 

El sacrificio, se realizaba para rendir homenaje a los dioses, y como acto de comunión con ellos. En este caso, el sacrificado, la cabra, muestra una última conducta de vida que se liga instantáneamente a su muerte... dando a entender que no hay espacio, ni distinción entre lo que es la vida y la muerte, y que todo es un ciclo, tú das muerte hoy, y el día de mañana tú serás el que morirá... 

(XIII) 

Visión de los ojos 
Saber del corazón 
Discurrir de la mente, Señor. 

Chubascos de miel caían, 
Fulgores de néctar se derramaban, 

Me sacudía, Señor, 
El océano sensitivo 
Llamado “Señor de la confluencia”. 

En este poema expresa la iluminación que tuvo el poeta,  lo inmensamente placentero que le pareció este estado de luz, y lo inmensamente explicable en sensaciones, ante una mente que no para de conseguir imágenes y palabras para su definición. ¡Om!.

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