Autor: Yendelki Pérez
Elementos hinduistas y budistas de los cuentos del vampiro.
En primer lugar, se hace necesario marcar los límites entre el hinduismo
y el budismo reconociendo al segundo como una especie de “hijo” del primero,
dado que surge de éste. No obstante, veremos en este “hijo rebelde” algunas
características que lo diferencian y separan de su padre de manera
aparentemente irreversible.
El Maestro DeRose se refiere de la siguiente manera: “El budismo es una
herejía del hinduismo.” En este sentido, cabe destacar que el concepto de
herejía entendido bajo la doctrina cristiana no tiene nada que ver con la
entendida bajo esta otra cultura hinduista: “la herejía se entiende cuando una
religión o secta discorda de la doctrina que constituyó el tronco principal.”¹
De esta manera, el hinduismo demuestra la gran tolerancia que lo
identifica permeabilizando conocimiento de otras religiones y fortaleciéndose
por encima de estas. El hinduismo ha estado, durante siglos, aprendiendo de
cada religión que llega a ella. Por esto, es una cultura más que una religión,
se nace siendo hinduista. Para sus fieles el mundo material es sólo una ilusión
de la diosa “Maya” y la verdad absoluta es incomprensible para la mente humana.
Absolutamente todo ser viviente forma parte del “UNO” y es por ello que en la
rueda de las reencarnaciones, Samsara, hay una idea igualitaria de
reencarnación; es decir, el alma puede reencarnar en cualquier forma viviente
dependiendo del Karma acumulado. El fin último es el autoconocimiento y la
liberación del ciclo de las reencarnaciones, el Moksha.
Por otro lado, el Budismo mantiene un pensamiento parecido, es obvio
sabiendo que surge del hinduismo, sin embargo, la búsqueda del estado último,
el Nirvana, es más necesaria e inmediata y para ello el budismo desecha todo lo
que es inconstante. La doctrina budista está profundamente marcada por el
ascetismo y no reconoce ninguna de las imágenes tan veneradas por el hinduismo
así como tampoco reconoce las divisiones sociales y su idea del karma se centra
en la acción-reacción más que en un cúmulo de acciones “buenas” y “malas”.
¹ del
libro del Maestro de Rose: “Orígenes del Yoga antiguo” editado por la editorial
Kier.
A continuación se señalarán algunas características del
imaginario colectivo resaltadas en los cuentos del Vampiro.
Los cuentos del vampiro son veinticinco
cuentos (25) relatados por este intrépido personaje al rey Trivikramasena mientras intentaba atraparlo
para recuperar el cadáver que el vampiro había tomado. En estas historias el vampiro pone a prueba la sabiduría del rey realizando preguntas de
agilidad que el soberano responde, en su mayoría, de manera lógica obviando
motivos personales que interfieran con la interpretación. Esta estructura puede
recordar a la más básica de los cuentos y lecciones del budismo en el que a
través de historias se busca y demuestra el verdadero aprendizaje del alumno.
En contra posición, la estructura de la literatura hindú que se ve en sus más
grandes clásicos es diferente; en ellas el alumno es quien pregunta
insistentemente a su maestro sobre los grandes misterios de la vida.
En cuanto a características propias del hinduismo dentro de los cuentos encontramos
algunas bastante claras como las siguientes:
(1) En los cuentos hay presencia de los dioses: menciones y claros señalamientos a estos: Kama, dios del amor; los Gandarvas, cantantes celestiales; las apsaras, ninfas celestes; Indra, dios védico de las lluvias; Gauri, Krishna, encarnación de Vishnú y Shiva; además de algunos rituales propios del hinduismo como el samdhya, ritual matutino o los ritos de hospitalidad tan conocidos. También se ve reflejado en aspectos como la presencia de hechiceras, de elementos mágicos, sacrificios, transformaciones y hasta maldiciones propinadas por los dioses.
(2) A nivel un poco más detallado, el hinduismo aparece reflejado en el trato de las personas y su división social puesto que el budismo niega toda clasificación de estas. En los cuentos vemos recurrentemente la figura de reyes y príncipes además de algunos brahmanes.(3) Se distinguen elementos de prejuicios en cuanto algunas creencias de esperar el “momento indicado” como se ve en el cuento uno.(4) Además de todo lo anterior hay estructuras bastante parecidas a las de sus grandes obras: el rey cazador que se enamora de una doncella, los exilios al bosque, los sabios ascetas y otros detalles parecidos.
Por otro lado, los elementos budistas
son mucho más sutiles como por ejemplo el comportamiento desapegado de sus
acciones que se diferencia en algunos personajes como en el ladrón de la
segunda historia contenida en el cuento
tres. En esa misma historia se puede diferenciar levemente el concepto de
karma, más parecido a esta doctrina budista, cuando la esposa es sancionada por
mentir sobre su marido, e incluso el castigo que se le pretendía realizar a
éste por maltrato a su mujer nos coloca otro elemento ya que ambos tienen el
mismo peso sobre la sociedad; lucha que se ha mantenido en la India durante
algunos años.
En otras historias se puede ver de igual manera una especie de
linealidad en cuanto al tema de las castas como en el cuento número uno, por
ejemplo, cuando el hijo del rey se enamora de una doncella que pertenece a otra
casta pero a él no le importa.
Hay personajes avariciosos, codiciosos, ladrones, fieles, amables,
incomprendidos y otros tantos que sólo nos recuerdan que realmente los límites
entre una doctrina u otra son simples teorías. El hinduista sabe que cada
acción suya acumula buen karma o mal karma pero no deja de hacer y retar el
dharma, eso no lo hace menos creyente, sólo que para él habrá un momento en
alguna de sus reencarnaciones en que podrá disminuir el peso de ellas. El
budista, por otro lado, sólo ve un causa y efecto y el momento de alcanzar el
Nirvana es el ahora, es una doctrina mucho más espiritual. Y aunque parezca
difícil, ambas tienen también puntos de acuerdo y términos comunes con
modificaciones del significado.
Sin duda ambas demuestran ser el cúmulo de siglos de creencias. Ninguna
surgió de la nada y cada una a su manera
marca a sus creyentes, practicantes y conocedores.
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